Si los resultados son buenos con la cirugía laparoscópica, apoyándonos con robot, no proporciona más armas para realizar un mejor tratamiento.
Las técnicas robótica y laparoscópica siguen los mismos pasos; la diferencia entre ellas radica en que, siendo la prostatectomía un procedimiento de alta complejidad, con el robot la curva de aprendizaje es más corta y ofrece ciertos beneficios para el urólogo, como ergonomía, mejor calidad en la visualización de las estructuras, menor riesgo de sangrado y más posibilidades de preservar la continencia y la función eréctil.